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Cuando conoces a Víctor Marcén te das cuenta enseguida de que el deporte no es solo algo que hace: es parte de quién es. Se define como una persona alegre, deportista, y basta escucharlo unos minutos para entender que esa palabra —deportista— le ha acompañado toda la vida. Antes de su lesión medular ya jugaba al fútbol, al tenis y a prácticamente todo lo que implicara movimiento. “He hecho deporte desde que tengo uso de razón”, recuerda.
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TogglePor eso, cuando su vida dio un giro drástico, no dudó demasiado sobre qué camino tomar. En un momento así, explica, solo hay dos opciones: encerrarte en una burbuja… o seguir viviendo. Y él eligió vivir. Y vivir, para él, significaba seguir haciendo deporte.
Durante su recuperación probó muchos deportes adaptados, hasta que descubrió que el tenis seguía ahí, esperándole. No era igual, pero era posible, y eso bastó. En 2012 comenzó a entrenar en serio gracias a dos entrenadores de El Olivar que acababan de formarse en tenis en silla. Más tarde, con la ayuda de Carlos y Miguel, dos jugadores de la Federación que le prestaron su primera silla, empezó a dar sus primeros golpes de esta nueva etapa.
Un año después ya estaba compitiendo en el circuito nacional, viajando por toda España y dedicándose cada vez más a este deporte. Hubo un parón por una úlcera, pero nunca dejó de intentarlo. Hoy, más de una década después, sigue entrenando y viajando.
Si hay un momento que recuerda con especial emoción, es este año: haberse clasificado para el Máster Nacional , donde solo compiten los ocho mejores jugadores de España. No era su objetivo —apuntaba al Campeonato de España, que reúne a los doce primeros—, pero como él mismo dice, “de propina ha llegado lo del Máster”.
Ya lo logró en 2014, pero haberlo conseguido ahora, después de tanto tiempo parado y solo tres años compitiendo de nuevo, tiene un significado completamente distinto.

Víctor explica la diferencia con sencillez: la movilidad. En el tenis convencional hay pasos laterales, arranques hacia delante o hacia atrás. En el tenis en silla, el cuerpo ya no se mueve igual: la silla es la que se convierte en extensión del jugador, que tiene que estar en movimiento constante para ajustar cada golpe. Eso sí, hay una ventaja importante: la bola puede botar dos veces.
Aunque en España el nivel del tenis en silla es muy alto —hay dos jugadores entre los diez mejores del mundo—, reconoce que aún falta visibilidad mediática. “Fuera del ámbito del tenis se conoce muy poco”, lamenta.
Sus referentes son los grandes de siempre: Nadal por su esfuerzo inagotable, Federer por su elegancia. Y dentro del deporte adaptado, admira a Shingo Kunieda, el japonés que pasó tres años sin perder un partido y que hoy es embajador mundial de esta modalidad.

Además de competir, Víctor impulsa su propia asociación, Doble Bote, dedicada a promover el pádel y el tenis adaptado. Junto a su equipo visita colegios y entidades para enseñar que, con una discapacidad, el deporte no desaparece: se transforma.
A los niños les dejan siempre un recuerdo especial: pueden probar las sillas, moverse, experimentar. Y, como él mismo cuenta entre risas, también hacen preguntas de lo más originales:
¿Duermes en la silla?
¿Cómo vas a pescar?
¿Y en moto puedes ir?
Preguntas que, desde la inocencia, abren la puerta a explicar cómo es realmente la vida después de una lesión medular.
En Lacor Textil hemos tenido la suerte de contar con él en nuestras instalaciones. Su forma de transmitir, su naturalidad y su manera de afrontar la vida encajan con valores que sentimos muy nuestros: esfuerzo, superación, trabajo en equipo y la importancia de apoyarnos unos a otros para seguir creciendo.

Víctor Marcén en Lacor Textil dando una charla.
Víctor compite en una categoría donde coinciden jugadores con distintos niveles de lesión, lo que hace que a veces parta con cierta desventaja. Aun así, su objetivo no ha cambiado: seguir disfrutando, seguir viajando y seguir compitiendo mientras el cuerpo aguante. Gracias al tenis ha conocido ciudades como Nantes o Ginebra, lugares que quizá nunca habría visitado de no ser por este deporte.
Si piensa en el futuro, se permite soñar:
Y, por último, un consejo tan sencillo como honesto:
“Se pueden hacer muchas cosas incluso en situaciones difíciles. Hay que ver el lado positivo y salir adelante. Y sobre todo hacer deporte. El que sea. El deporte te desconecta, te ayuda mental y físicamente. Y para nosotros, con una lesión, estar en forma es clave”.
Víctor es un ejemplo de que la vida puede cambiar en un instante, pero también de que la capacidad de superación es infinita. Su historia inspira, motiva y recuerda que siempre hay una forma de seguir adelante. Y desde Lacor Textil nos sentimos orgullosos de acompañarle y aprender de él.
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